Los neumáticos son una de las partes más cruciales de su coche en lo que a seguridad se refiere, ya que son los encargados de detener el vehículo al frenar. El tamaño de tu mano equivale aproximadamente a la superficie de contacto de un neumático con la carretera. Por ello, es fundamental que los neumáticos estén siempre en buen estado.
En general, los neumáticos cumplen cuatro funciones principales: transfieren las fuerzas de tracción y frenado, soportan el peso del vehículo y facilitan la dirección.
Unos buenos neumáticos no sólo garantizan una mayor seguridad en la conducción, sino que también ofrecen un mayor confort. Unos neumáticos de mala calidad hacen que nuestro coche sea menos capaz de frenar rápidamente, lo que aumenta la posibilidad de deslizamiento. Por el contrario, una baja presión de los neumáticos, unos neumáticos desgastados o con más de diez años de antigüedad, aumentan el consumo de combustible, las emisiones de CO2 y disminuyen considerablemente la seguridad de los pasajeros.
Se aconseja comprobar regularmente la presión de los neumáticos para evitar dañarlos. El nivel de presión sugerido por el fabricante se indica en varias placas dentro del coche; suelen encontrarse en el interior del tapón de la gasolina o en el marco de la puerta del conductor. Se recomienda comprobarla con los neumáticos fríos al menos una vez al mes. Una presión baja en los neumáticos aumenta la distancia de frenado, reduce la estabilidad y el control del vehículo y acelera la degradación de los neumáticos. Sin embargo, una presión excesiva de los neumáticos también puede ser peligrosa, ya que disminuye la adherencia del neumático al suelo, hace que la frenada sea menos estable y perjudica el control del vehículo, todo lo cual aumenta la posibilidad de accidentes y otras circunstancias potencialmente mortales.
Aconsejamos hacer lo siguiente para garantizar el buen estado de nuestros neumáticos:
Le aconsejamos que haga que un profesional inspeccione su neumático a fondo si sufre algún contacto o daño para asegurarse de que no se ha producido ningún daño interior. Compruebe con frecuencia la profundidad del dibujo. Acuda a un profesional y adquiera neumáticos nuevos lo antes posible si hay indicios de deterioro o grietas.
Compruebe que sus neumáticos están correctamente equilibrados y balanceados si oye un ruido extraño o siente que el coche empieza a temblar. Del mismo modo, es necesario examinarlo cada 15.000 kilómetros.